Se me remueve algo por dentro cada vez que escucho que hay estudiantes que faltan el respeto a los profesores (sinceramente, se me remueve algo por dentro con todas las faltas de respeto). Posiblemente, ya hayáis visto el vídeo que se ha hecho viral del docente que le está diciendo al alumno que cambie de actitud y que está cansado de que pase de todo. Después de escuchar toda la frustración del profesor el estudiante dice: “para eso te pago, subnormal”. Al profesor se le acaba la paciencia y rompe un portátil.
Sí, hay estudiantes que no quieren estudiar
Hay profesores increíbles que se esfuerzan muchísimo cada día por motivar a los estudiantes, por inspirarlos, por emocionarlos y por hacerlos los protagonistas de su propio aprendizaje. Sin embargo, hay alumnos que no responden a las motivaciones, ni a las emociones ni a las ilusiones. Simplemente, no quieren estudiar y no van a luchar por ello.
Se trata de estudiantes que todo les parece indiferente, que no muestran interés por nada y que no tienen ningún tipo de problema social, personal ni emocional. Van a los centros educativos porque tampoco tienen edad para trabajar y no pueden estar en casa todo el día sin hacer nada. Son estudiantes que crean una tensión en el clima escolar del aula y que hace muy complicada la labor docente.
Estudiantes “tiranos” que insultan a los profesores
También, hay alumnos que insultan a los docentes, que les avergüenza, que les humillan y que llegan a ponerse violentos con ellos. Estudiantes que pinchan las ruedas de los coches de los profesores, que les rayan los cristales, que les tiran piedras a las ventanillas. Alumnos que “han declarado la guerra” a los docentes. Y estudiantes con un alto grado de egocentrismo que quieren demostrar lo valientes que son maltratar a los profesores.
“Eres asqueroso”, “no vales para nada”, “no sé para qué has venido hoy a trabajar, idiota”, “te mereces que te haya pegado el chicle en la silla”. Desgraciadamente, todas esas ofensas las han tenido que escuchar amigos míos que son profesores de educación secundaria y que se implican muchísimo con los estudiantes. Profesores de corazón que quieren lo mejor para los alumnos siempre. Profesores con alma y emociones que son rechazados, acusados, insultados y maltratados por los estudiantes.
No me quiero imaginar cómo se tienen que sentir los docentes que se esfuerzan tanto por hacer bien su trabajo.
Las faltas de respeto no son únicamente a los profesores
Hay adolescentes que creen que la sociedad es su peor enemiga. Os voy a contar una cosa que me pasó en Navidades. Estaba paseando a Argos (mi perro) por el parque y me encontré con dos chicos que estaban dispuestos a lanzar un petardo. Les dije educadamente que por favor se esperaran a que saliera con el perro. Y esto fue lo que me dijeron: “pues no nos da la gana. Tu perro se va a joder”.
“Pues no nos da la gana. Tu perro se va a joder”. Creo que esa respuesta no se me va a olvidar en la vida. Os reconozco que me quedé totalmente bloqueada hasta que les di la respuesta (ya no tan educada). Y lo que más me llama la atención es que no piden disculpas, ni perdón ni se arrepienten. Lo que os quiero decir es que los profesores no son los únicos los que reciben faltas de respeto.
Entonces, ¿de dónde puede venir el problema?
Pues reconozco que no lo tengo claro. Cuando yo era una adolescente no se me ocurría faltar el respeto a mis profesores ni a las personas. Ni se me ocurría insultar a un docente ni a un compañero. Y menos ofender a la gente que no conocía. He de decir que mis padres me educaron con el ejemplo y siempre fueron increíblemente respetuosos y tolerantes.
Aunque parece muy complicado creerlo, hay padres que se muestran indiferentes con sus hijos. Que les da igual su educación, lo que hacen, si ofenden a las personas, si son violentos en el centro educativo. Padres que hablan con los profesores para solucionar conflictos con sus hijos y que no les hacen ningún caso. Hay profesores que comunican a las familias que su hijo ha insultado a un compañero o un profesor y no se preocupan en absoluto.
Y también, hay padres que sobreprotegen a sus hijos, que les colman de caprichos, que les dan absolutamente todo (por una posible culpa de no estar más presentes) sin ningún tipo de límites. Y que incluso si tienen un mal comportamiento y una mala actitud también les hacen regalos. Estudiantes que manipulan de sus padres y que obtienen todo lo que quieran de ellos.
Estudiantes, ¿a vosotros os gustaría que os insultaran?
Si por alguna casualidad estáis leyendo esta reflexión, aprovecho para preguntaros una cosa: ¿a vosotros os gustaría que un profesor os insultara, os acusara, os ofendiera y que se pusiera violentos con vosotros? ¿Os gustaría uno de vuestros docentes pusiera un chicle en vuestra silla? ¿O que se riera de vuestras contestaciones y os llamara inútil a la cara? Pensadlo bien. Pensadlo bien porque eso es lo que estáis haciendo vosotros.
Los profesores de corazón, esos que os intentan ayudar en cada momento, los que creen en vosotros, los que no piensan que sois casos perdidos, tienen sentimientos. Tienen sentimientos y les duelen muchísimo las cosas que hacéis. Les duelen los insultos, las ofensas y lo mal que los habláis. ¿Y sabéis una cosa? Muchos de ellos tienen miedo y llegan a sus casos llorando preguntándose que han hecho mal con vosotros.
Entiendo que sois adolescentes, que estáis pasando una etapa complicada y llena de cambios. Comprendo que estéis buscando vuestra propia identidad. Y entiendo que tengáis unos padres que no están mucho con vosotros o que os protegen demasiado. Pero las faltas de respeto y los insultos no llegan a ningún lado bueno. Ni para vosotros, ni para los profesores, ni para el resto de la gente.
¿Qué tal si tenéis una actitud más positiva con las personas que os rodean? Seguramente, si lo hacéis, las cosas os vayan mejor. Además, la empatía es un concepto clave muy importante y que debe tenerse en cuenta durante toda la vida. Entonces, ¿vais a tener en cuenta lo que os he dicho? ¡Espero que sí!