Aunque la educación emocional ha ido cogiendo fuerza en los últimos años, está claro que todavía no tiene la importancia que se merece.
Algunos centros educativos que quieren sumarse al concepto de “Nueva Educación”, ya están teniendo en cuenta la gestión de las emociones tanto de los alumnos, de docentes y familias.
Cada vez más escuelas piensan que la base del aprendizaje es la emoción y aplican nuevas metodologías para motivar e ilusionar a los estudiantes.
Muchos centros tienen en cuenta la educación emocional, pero… ¿por qué no todos?
Cada vez más colegios defienden la idea de las inteligencias múltiples, dando relevancia a los sentimientos, a las habilidades sociales, a las relaciones interpersonales e intrapersonales.
Es un gran paso a tener en cuenta que las instituciones educativas vayan dejando sus tradicionales recursos y se vayan adaptando a la época en la que estamos. que quieran comprender a los alumnos. Y que quieran valorar más allá de una simples calificaciones.
Sin embargo, todavía hay muchos centros que se niegan a colaborar. Que no quieren cambiar ni una sola coma de sus programaciones, objetivos, contenidos y criterios de evaluación. Hay muchos colegios en los que se aplica un método autoritario e inflexible.
Escuelas dónde los maestros y profesores imparten las lecciones, mandan deberes para casa y corrigen exámenes. Hay centros en los que únicamente existen aspectos académicos y cocientes académicos.
La educación emocional no es una moda
De esta manera, están “formando” a alumnos sumisos, sin ninguna pregunta que hacer, sin ningún pensamiento crítico. Alumnos que no tienen intenciones de “salirse del rebaño”, que no cuestionen la autoridad y que absolutamente todo les parece bien.
Colegios en los que no se tiene en cuenta la expresión ni gestión de las emociones, que no se tiene en cuenta ningún valor, que se da más importancia a la competitividad que al aprendizaje cooperativo. Que no piensan en el bienestar de los estudiantes ni en sus familias. Que no se implican.
Más docentes de los que me gustaría, afirman que la educación emocional es una moda. Una moda a la que no prestar atención y dejar que se vaya olvidando.
Algunos maestros son capaces de decir que lo único importante en la enseñanza es conseguir que la mayoría de alumnos aprueben. Hay instituciones educativas a las que les importan más el prestigio del centro que tener en cuenta cómo se sienten los estudiantes.
Ni la educación ni los colegios deberían ser un negocio
Hay centros, que se creen que la educación es todo un negocio y de lo único que se trata es de asegurar clientes (familias y alumnos), que les guste su programa y su metodología. Sé que parece muy duro leerlo, pero desgraciadamente a veces, esa es la cruda realidad.
Hay padres y familias que tienen muy en cuenta las emociones y sentimientos de sus hijos, que les ayudan a gestionarlas, que les intentan comprender, que enseñan valores importantes para el día a día en casa. Que se muestran abiertos a escuchar consejos de los maestros, que para ellos la educación emocional sí que es importante y quieren que se aplique en las aulas.
Hay muchas familias que creen que los niños son mucho más que números, mucho más que calificaciones, mucho más que exámenes. Afortunadamente, hay muchos padres que afirman que el corazón y el estado de ánimo es esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Desgraciadamente, también tenemos el lado opuesto: padres que no quieren escuchar hablar de los sentimientos, de las inteligencias múltiples. Padres que llegan a “ahogar” a sus hijos para obtener las mejores calificaciones. Familias que oyen eso de “es importante que su hijo gestione las emociones” y se llevan las manos a la cabeza.
¿Los padres y maestros son conscientes de los beneficios de la educación emocional?
Quiero creer y pensar que los maestros y padres que no dan importancia a la educación emocional es porque no entienden muy bien qué es y los beneficios que podría aportar. Querría pensar que únicamente no la tienen en cuenta porque no tienen demasiada información al respecto.
Podría entender que es algo nuevo para ellos y tienen cierto miedo. No me gustaría hacerme a la idea de que de verdad estén convencidos de formar y educar a sus hijos y alumnos en la sumisión, en un clima de tensión constante. En unas aulas en las que no se puede expresar las ideas.
Aunque algunas personas no lo crean, la educación emocional es algo esencial a tener en cuenta en el desarrollo íntegro de los alumnos e hijos. Aplicándola en los centros, se podría mejorar el clima en las aulas, las relaciones entre compañeros y docentes.
Dar la oportunidad a los estudiantes a hablar de sus sentimientos, de sus emociones y de cómo se sienten, les haría ser conscientes de que son importantes, de que el centro educativo tiene en cuenta sus opiniones y sus ideas.
Enseñar a reconocer las emociones propias y de los demás
Elaborar actividades para realizar en equipo, provocando un aprendizaje cooperativo alejado de la competitividad, podría servir para evitar conflictos y problemas en clase. Los maestros pueden a los estudiantes en el reconocimiento de las emociones de los demás y en la identificación de las suyas propias.
Sería abrir un camino hacia la tolerancia, la comprensión, la solidaridad y sobre todo, a la formación de la personalidad e identidad de cada uno.
La educación emocional, debería tener al menos la misma importancia y reconocimiento que los contenidos académicos. Pero desgraciadamente, todavía está lejos de que todos los centros educativos la consideren y la tengan en cuenta.
Que un estudiante sea emocionalmente inteligente debería ser igual de valorado que un alumno que haya sacado dices. De esta manera, se aprenderá a respetar. Se aprenderá a colaborar. A no discriminar. A no rechazar a nadie. Y a tener en cuenta las emociones de los demás.
Sin embargo, hoy por hoy, muchos centros y muchos padres admiran más lo último. Están convencidos de que los estudiantes de matrículas de honor tienen más derechos que otros. Piensan que son mejores, que son más listos. ¿Es más importante un nueve que saber tratar a los compañeros? Pues al parecer sí.
Se sigue dando más importancia al nueve que al respeto. Al ocho que a saber expresar las emociones. Al cuatro que al haber ayudado a los compañeros. Y es una lástima.