El estilo autoritario provoca problemas emocionales en los hijos

Para que el post de Estilos Educativos de los padres quedase un poco más claro he tenido la posibilidad y la oportunidad de entrevistar a Ana Barrantes, maestra de Educación Primaria con Postgrado en Dificultades de Aprendizaje y Psicología Educativa. Durante diez años Ana ha dirigido el gabinete psicopedagógico Aula6. Actualmente edita el blog Neuropsicología y Aprendizaje, diseña e imparte cursos, talleres, escuelas de padres y colabora en varios medios sobre familia y psicopedagogía. Si queréis ver las novedades del blog directamente en Facebook, os dejo por aquí el enlace a la página del sitio web en la red social. ¡Muy recomendable! Espero que el post os resulte práctico y útil.

1. ¿Qué variables condicionan  la elección de los padres de un estilo educativo u otro?

En principio, la propia personalidad de los padres: unos son personas más afectuosas, otros más estrictos o controladores; es posible que también como consecuencia de la educación familiar que ellos mismos han recibido. Por otro lado, los padres saben que no hay dos niños iguales, aunque estemos hablando de hermanos; por ello, incluso intuitivamente, procuran adaptar su estilo a la personalidad del niño. Finalmente, no olvidemos que el estilo educativo parental no es una entidad pura, antes bien, es un concepto continuo basado en prácticas de los padres para con sus hijos, que necesariamente ha de ser flexible, por lo que en ocasiones oscilará más hacia un extremo o hacia otro, también condicionado por la respuesta del niño o niña a dichas prácticas y la influencia del contexto.

2. ¿Qué problemas sociales y emocionales pueden causar a los niños unos padres excesivamente autoritarios?

Entre las características que se han descrito como parte del estilo educativo parental autoritario, destaca positivamente el mantenimiento de límites y normas; por el contrario, la falta de afecto y comunicación restringida son aspectos negativos en este estilo, que pueden hacer que el niño no entienda las normas , se sienta objeto de un excesivo control que dé lugar a problemas emocionales tales como baja autoestima o depresión; o bien que, familiar y socialmente, reaccione con excesiva rebeldía.

3. Hay ciertos padres que parece que no son capaces de exigir responsabilidades adecuadas a la edad de cada hijo. ¿A qué crees que se debe?

La misión de ser padres y madres es una de las más importantes y comprometidas de nuestra vida. Esto hace que, además de las alegrías y satisfacciones que indudablemente conlleva, constituya un camino lleno de dudas e inquietudes, ante las que predomina el deseo de que el hijo/a sea feliz. Y, quizás ante este deseo, se olvidan de que otros dos objetivos de la paternidad no menos importantes, han de ser:  que el niño o joven muestre comportamientos adaptados a la dinámica familiar y social; y que sea capaz de desarrollar su autonomía, es decir, un comportamiento independiente y responsable. Ante los conflictos que la exigencia de los padres  para que sus hijos alcancen estos objetivos puede ocasionar en ciertos momentos, los padres eligen posponer o directamente cargar en sus propios hombros dichas responsabilidades, pensando que así consiguen que su hijo y, por extensión, toda la familia, sea más feliz

4. ¿Puede llegar un hijo a manipular a sus padres si se le permite todo y no hay ciertos límites y normas en casa?

Por supuesto.  Expertos como Javier Urra , Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid entre los años 1996 y 2001, vienen alertando tanto en sus obras como en conferencias y diversas apariciones en medios de comunicación, sobre el hecho de que  estamos viviendo una época caracterizada por un considerable rechazo hacia todo tipo de normas y medidas de disciplina dentro de la familia, quizás como reacción ante los modelos autoritarios que muchos padres actuales vivieron en su infancia. Esta situación es en parte responsable de sistemas de crianza caracterizados por una falta de autoridad y disciplina que, como  ha quedado empíricamente demostrado, es causa de un considerable aumento de problemas de comportamiento en los niños (Urra, 2006). El juez de menores D. Emilio Calatayud, conocido por sus sentencias ejemplares, es otro de los expertos que, por estar en constante contacto con menores, conoce bien esta realidad y se dedica a la divulgación de los efectos de la ausencia de límites y normas en la familia.

5. Parece que el estilo educativo democrático es el más equilibrado para llevar a cabo, ¿pero puede llegar a tener alguna desventaja para la evolución del niño/a?

Como tal, ninguna, ya que se trataría de una combinación equilibrada de pautas de afecto, diálogo, normas y fomento de la autonomía. Ahora bien, desde el momento en que no es fácil ser democrático en todo momento y en todas las situaciones, el reto más difícil es ser constantes e ir adaptando la proporción de cada ingrediente a la edad del hijo/a y a la situación concreta de la familia según las circunstancias vitales.

6. ¿En qué favorece a los niños/as que los padres pongan normas, límites y responsabilidades en casa?

Los niños/as necesitan límites para su desarrollo psicológico y personal, pues éstos les aportan estructuración, autoestima, confianza y seguridad. Un niño que, ante su comportamiento, no recibe nunca un “no”, llega a la íntima conclusión de que sus padres no pueden proporcionarle seguridad, pues nunca le frenan, o bien que no es importante para ellos, que no se preocupan por él. Mientras que el establecimiento de reglas firmes y coherentes, hace que el niño sepa en todo momento a que atenerse, se sienta confiado y seguro, por mucho que a veces le cueste cumplirlas.

7. ¿A qué crees que se debe que algunos padres tengan un estilo educativo indiferente con sus hijos?

Como considerábamos en la primera respuesta, probablemente pueda deberse tanto a su personalidad como al estilo que sus propios padres han tenido con ellos. También en las dos últimas décadas, podemos suponer una enorme influencia del contexto social, ya que las dinámicas laborales son difíciles de conciliar con las familiares, lo que hace que muchos padres tengan que centrar más horas de dedicación y esfuerzo a su vida laboral que a la crianza de sus hijos/as.

8. ¿Cómo pueden detectar tutores y el departamento de orientación del centro escolar a los niños/as cuyos padres muestran pautas educativas indiferentes?

Es bastante significativa la correlación positiva que se ha establecido en diversos estudios empíricos entre la implicación de los padres en la evolución escolar de sus hijos, y el éxito académico y social de éstos. Es por ello que los centros escolares procuran informar y formar a los padres sobre lo importante que es su participación en la escuela, a través de diversos mecanismos: sesiones de tutoría, escuelas de padres, jornadas de puertas abiertas, exposiciones, etc.

A través de todo ello, los centros escolares perciben claramente los momentos en que las familias están presentes o ausentes de la escuela, lo que ya es una señal de alerta. Pero , sobre todo, tanto los tutores como el departamento de orientación del centro escolar, entre sus atribuciones cuentan con la de convocar a los padres para tratar con ellos las posibles dificultades de aprendizaje o de socialización de sus hijos/as; estas reuniones aportarán al centro escolar información significativa sobre el estilo educativo parental y el ambiente familiar del alumno

9. Una vez detectado un caso de este tipo de dinámicas familiares de estilo indiferente , ¿qué pautas debería llevar a cabo el centro?

Sin duda, procurar por todos los medios hablar con los padres de las ventajas de una colaboración mutua familia-escuela y, siempre que sea posible,  ofrecerles formación a través de escuelas de padres

10. Y por último, ¿qué claves o aspectos básicos debe tener un estilo educativo positivo?

– Considerar la edad y personalidad del niño/a

– Ser flexibles, constantes y empáticos

– Considerar la familia como un ecosistema, donde cada uno tiene su papel, y lo que haga influye siempre, para bien o para mal, en todos los demás.

– No olvidar que la familia se inscribe en un ambiente, un contexto y unas circunstancias vitales, que cambian y evolucionan, a las que será necesario que adaptándose todos los miembros de la misma

– Fomentar el afecto, el diálogo, la comunicación, normas concretas y coherentes, y la autonomía

– Conocer el ambiente externo que rodea al niño (escuela,, amigos), y, siempre que sea posible, compartir y colaborar con ellos.

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