El otro día me topé con una imagen en las redes sociales que me impactó muchísimo: se trataba de un relato de un niño y las correcciones oportunas de su maestra. Al final de la hoja ponía en color rojo lo siguiente: qué letra más fea, no se entiende nada. Personalmente, no dejo de pensar en cómo se sintió el niño (que para más información, tiene dislexia) al leer ese comentario del docente en cuestión. ¿Cómo puede haber maestros así?
Ya no es que el niño tenga dislexia si no la falta de empatía y sensibilidad del maestro hacia el estudiante. ¿No había otra forma de decir las cosas? ¿De verdad era necesario que el profesor escribiera ese comentario tan dañino en la hoja del niño? No sé vosotros, pero creo que ese tipo de afirmaciones tan negativas no benefician ni aportan nada positivo a los estudiantes.
¿Maestros sin vocación en centros educativos?
Sí, y aunque me duela mucho reconocerlo, sí que hay maestros sin vocación en las aulas. ¿Creéis que el docente que escribió ese comentario la tiene? ¿De verdad creéis que siente pasión, emoción, ilusión y ganas de enseñar a los estudiantes? Mi intención no es meter a todos los maestros en el mismo saco, ni mucho menos. Pero al igual que hablo de profesores increíbles en el blog, también me gusta opinar sobre mala praxis.
Parece ser que en el ámbito educativo no gusta demasiado hablar de la mala docencia que realmente existe. Pero desgraciadamente, no todo es de color de rosa. ¿Cómo es posible que dentro de los centros educativos haya maestros con una actitud tan negativa y sin ganas de enseñar? ¿No deberían estar los colegios llenos de maestros geniales que conectan y se implican con los estudiantes?
Educar sin hacer sentir mal a los estudiantes, ¿es posible?
¡Pues claro que es posible! Es posible porque muchos maestros lo hacen. Muchos maestros educan desde el corazón, con emoción y con ilusión. En la enseñanza no debería haber hueco para el abuso de poder, ni las humillaciones ni para las faltas de respeto. Y mucho menos si son hacia los estudiantes. Para bastantes niños, sus profesores son un modelo a seguir y les admiran cada día. ¡Hasta algunos quieren ser iguales que ellos!
¿Qué ejemplo ha dado el maestro que dejó un comentario tan negativo y que resta tanto? Un ejemplo nefasto a un niño que intentaba hacer la actividad lo mejor posible. Solo espero que al estudiante no le haya afectado mucho la frase del profesor y que no haya perdido la motivación ni la ilusión por el aprendizaje?Aunque teniendo maestro así… me parece una tarea increíblemente complicada.
Clara falta de formación docente en las aulas
Bastantes maestros creen que con haber aprobado el grado de magisterio es más que suficiente para impartir clases. Pero lo cierto es que los docentes no deberían dejar de aprender ni de formarse nunca. Quizás, si esta maestra en concreto hubiera estado familiarizada con los posibles trastornos de aprendizaje, no habría puesto el comentario tan negativo al corregir el texto. Aunque como os comentaba antes, la empatía no se aprende con cursos y carreras.
Afortunadamente, hay bastante información en Internet que está al alcance de todos. Los maestros solo tendrían que invertir algo de su tiempo libre en leer toda la documentación del ámbito educativo que estuviera en su mano. Además, hay muchísimos cursos para profesores (gratuitos o muy asequibles) con los que adquirir nuevos conocimientos y seguir aprendiendo.
Es que estamos formando niños blanditos…
¡Pero si no ha sido para tanto! A mí mis maestros me decían cosas peores y no me he muerto. ¡Es que estamos educando niños blanditos! Estoy cansadísima de escuchar ese tipo de frases. Por mucho que se le quiera restar importancia, que los maestros de antaño hicieran cosas peores significa que la educación lleva siendo un desastre bastante tiempo. Ese tipo de reacciones tan negativas no están bien. Y dudo que animen al niño a aprender.
No creo que educar desde el respeto, la empatía y la sensibilidad conlleve estar educando a niños blanditos. ¡Ni mucho menos! Los maestros que educan con valores y desde el corazón, están dando valiosas herramientas y estrategias a los estudiantes para afrontar su día a día y también la vida. Los profesores que suman (y no restan) dejan una huella imborrable en los estudiantes. Y eso, se notará en el futuro. Estoy segura.